Se encuentran uno al frente del otro, en la mesa hay dos cafés y un postre a medio terminar. Ella lee cuentos de Mariella Sala y él, cuentos de Jorge Borges. Él la mira de reojo: sus lentes se encuentran muy por debajo de su lugar habitual, cerca más a sus labios que a sus ojos. Él los sube con delicadeza y ella le agradece con una sonrisa. Conectados por ese hilo tejido por la literatura, contemplan un paisaje con atardeceres rojos y colibríes que cantan sobre futuras nostalgias.
Por Ofelia Panela.
Por Ofelia Panela.
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